viernes, 22 de febrero de 2013

TEORIA DE LA EDUCACIÓN



INTRODUCCION
Hablar de educación es como guardar el equilibrio sobre la frágil y delicada superficie velada que cubre la fosa más profunda de nuestra ignorancia humana. Educar es tan delicado como definir  la educación. Se pretende pero  no se comprende cómo debería ser la educación alternativa esperada.
Nuestros jóvenes exigen mejorarla, sin exigirse a si mismos su propia mejoría. Piden excelencia en los procesos imprecisos de ignoradas estructuras imaginarias. Se formulan peticiones de educación integral sin conocer qué es lo que integra. Acumulan múltiples exigencias para una sola misión, la de educar. Y ¿qué es educar? ¿Es acaso hacer al joven igual al prototipo social de ciertas características acostumbradas, o, es hacerlo similar al Prototipo Humano de su Naturaleza Original?

Estereotipos sociales existen tantos como diferencias en costumbres o medio ambientes; desde el prototipo social del hombre de las cavernas, hasta el prototipo social del exitoso emprendedor contemporáneo, pasando por los idealizados ficticios o artificios derivados de los ideales filosóficos y mitológicos  de cada cultura o generación.
Educar al hombre de acuerdo con los estereotipos sociales no ha sido suficiente para realizar al ser humano indiscutible, autentico, o veraz. Ninguna cultura, tradición o generación, ofrece el prototipo del biotipo humano natural ejemplar,  modelo de persona educada en consecuencia con su verdadero potencial humano maduro. Incluso, podríamos afirmar sin temor a equivocarnos, que ninguna cultura, antigua o contemporánea, ha ofrecido claridad alguna sobre el potencial humano de sus capacidades. Ni los psicólogos, sociólogos, filósofos, psiquiatras, biólogos o religiosos se ponen de acuerdo en cuales son las capacidades humanas y las habilidades naturales de la especie.

Sin el autentico modelo de persona educada, difícilmente podremos orientar la educación, en la verdadera construcción normal del ser humano decente. Estamos pretendiendo ajustar el diámetro de una circunferencia de la que ignoramos cual es su longitud. El hombre normal es el  maduro normado y ¿cual es la norma de educación, las regulaciones y deberes que maduran al humano y que no perjudican nunca a nadie? Sin duda es sola y exclusivamente una: “responder siempre, libre y voluntariamente, al cumplimiento de la máxima necesidad válida para Todo. Aquel que beneficia siempre a Todo, no perjudica nunca a nadie”. Quien cumple el máximo deber, no debe  nada.
A pesar, de ser esta la ley que garantiza la normalización natural humana, unos creen que la educación se realiza en escuelas públicas o privadas y reclaman porque consideran que si lucran o no lucran, es una mejor que la otra. Otros creen que se educa en la familia y reclaman porque consideran que un tipo de familia monoparental o pluriparental, de unión libre, civil o religiosa, es una mejor o peor que la otra, pero, poner la educación en términos de mejor o peor por cantidad, o por decisión acorde con el fragmento de moda no es definir el estándar educativo. 
Si se espera a un educado individual y colectivamente, debemos determinar y precisar con extrema claridad, en qué consiste -lo educado- que responda a las necesidades humanas y qué deberes ha de cumplir y respetar para integrarse y responder a las necesidades sociales.

La educación, supuestamente aumenta la calidad de vida y mejora el ordenamiento natural. Mejorar el ordenamiento natural no significa talar bosques para crear campos de golf artificiales, a pesar de que socialmente se presuma de ser estos, significativos de una elevada clase social. Ni tampoco se supone sea de buena educación el asfaltar superficies de cultivo con rascacielos de hormigón armado, o eliminar los animales salvajes por ser salvajes, cuando ser salvaje es lo más sagrado y natural que existe. ¿Cuál ha de ser entonces la naturaleza del aprendizaje en la educación?
De eso nos vamos a encargar a fondo en este ensayo, pero, lo que el mercado contemporáneo nos ofrece es un tipo de orientación competitiva, en donde la nota califica y clasifica la calidad del aprendiz. Hoy, si eres un 7 o un 4 eres distinto del otro, al ser distinto eres automáticamente, mejor o peor. Mejor puntaje posiciona al alumno en mejor situación social, es mejor visto, más estimado y respetado que el otro. El mayor de los problemas de la educación, aparece cuando el mapa también esta desorientado. El individuo adquiere el beneficio de la costumbre por sobre el de su Naturaleza.
Cuando se inserta en las costumbres, el individuo es catalogado “bueno, natural y normal”, aunque no comprenda ni una pizca de la naturaleza que determina lo que es definitivamente humano y ni una pizca, de lo que significa bueno, natural y normal.
La verdad  está siempre presente para aquél que  se hace consciente en el reconocimiento de la misma. Humano, es un concepto y como tal, debe contener significado. El significado de un concepto es la razón que justifica su existencia, acción y multiplicación, en otras palabras, el significado de un concepto debe justificar la razón de su origen, identidad y propósito. Por lo tanto, el concepto humano, ha de justificarse en la razón que determine al origen humano, a la identidad humana y al propósito del humano. Ese significado sería la justificación del ser humano. El sentido u orientación en la educación, debería ser por sobre el aprendizaje de los artificios  técnicos, excelencias académicas, o puntajes nacionales, el encuentro con la verdadera significación humana.

Si un niño se niega a ser evaluado por un docente en materias técnicas, porque prefiere ser validado por sus padres en la moral de los vínculos afectivos, o en el respeto por la ética de sus relaciones, y por su confianza en la lealtad al compromiso de la unidad familiar. Ese niño vinculado con sus padres, que en la prueba docente carece de información de matemáticas, ciencia o geografía, ¿sería justo que el docente que lo evalúe, lo considere ignorante por no responder a su prueba?
¿Cuál sería más ignorante, el niño que conoce muchas operaciones  matemáticas o el que responde responsablemente al cumplimiento del máximo deber necesario para la unidad familiar? ¿Qué joven sería más ignorante ante la Naturaleza Humana, el joven que conoce las leyes de gravitación, las de inercia y termodinámica, o el  que reconoce y responde a las Normas de la Naturaleza Humana? ¿Qué es más importante coleccionar aventuras o las experiencias acertadas y adecuadas con el Ordenamiento Natural? Imaginemos un inteligente insociable, o un insufrible irresponsable con excelencia académica. ¿Sería preferible la excelencia académica por sobre la responsabilidad? Una cosa es conocer la ley y otra muy distinta es ser legal.

Hay quienes piensan que las necesidades humanas son productos del deseo individual de cada uno. Y en esa afirmación justifican las diferencias que manifiestan frente al cumplimiento de las mismas. Si las necesidades humanas fueran individuales, viviríamos más y comeríamos menos, viajaríamos más y dormiríamos menos, estaríamos felices y satisfechos con la individualidad de nuestra soledad y consecuentemente eliminaríamos la dependencia del complemento filio-paternal o fraterno-conyugal, porque, esa necesidad de entablar vínculos, no sería necesaria, sería solo un deseo. Pero no son un deseo, son un deber. Nos debemos al padre para ser hijos, a la hermana para ser hermano,  a la esposa para ser marido  y a los hijos  para ser padres. O ¿alguno de ustedes piensa lo contrario?

Imaginemos que el ser humano por naturaleza es libre, autónomo y responsable y que dispone de un proceso de desarrollo en cuyos estratos, existen momentos sensibles a necesidades humanas que deben ser satisfechas y que solo decidiéndose a voluntad por el compromiso de descubrirlas y realizarlas, el humano se realiza y se establece libre en ellas. Descubriéndolas él mismo, se realiza autónomo y al cumplir responsablemente su realización se establece responsable. Supuestamente, este ejercicio, madura al ser humano en toda su dimensión afectiva, cognoscitiva y natural. Imaginemos ahora, que en lugar de realizase libre, autónomo y responsablemente humano, el individuo decide realizarse carpintero. ¿Podría ese carpintero decirse realizado naturalmente libre, autónomo y responsable porque eligió  profesión, la descubrió por si solo y la realizó con su propio esfuerzo? ¿Qué es humano y qué es carpintero? Si pensamos que son la misma cosa, entonces propongamos al carpintero como modelo estereotipo de realización humana. Y designemos que la realización del ser persona se deriva de la profesión de carpintero que realices. Pero, realizar una profesión, debería ser definido, porque no es lo mismo el carpintero de un lugar con el de otro.
Y ¿cómo se realiza un individuo en lo afectivo, o en lo intelectual en una profesión como la del buzo, el alguacil de prisiones, un policía de asalto, o la monja de clausura? ¿Podría realizarse en lo afectivo un minero solo talando el hoyo toda su vida?
Si nos realizáramos humanos en base a una determinada profesión, la importancia de Jesús se debería a que fue carpintero y ese debería ser el modelo de conductas a imitar en lugar del evangelio. ¿Podría alguno madurar en la moral siendo únicamente carpintero? Dejemos a un lado esa idea de la realización profesional como orientación de la conquista humana. Ni el éxito profesional, ni la profesión elegida, determinan o garantizan la felicidad de las personas.

La educación ha sido orientada hacia la inercia del abismo que garantiza el fracaso humano. Hacer profesionales, no es hacer humanos, es hacer artificios para cumplir funciones sindicales o empresariales, no funciones afectivas, autónomas o responsables. Hacerse millonario, exitoso o admirado por la fama, o beneficio financiero no garantiza la felicidad de la persona, ni se puede tomar por modelo de identidad humana al exitoso, ni al célebre profesional. Y tampoco es modelo de identidad humana el pobre ignorante desmotivado. Si buscamos proposiciones diferentes, debemos de dejar de hacer siempre lo mismo. Pensamos que porque cambia el conocimiento, han de cambiar también los métodos educativos y eso sería lógico, si educar fuera algo diferente en cada generación y para cada tipo de seres humanos, pero la educación es siempre la misma para todos los  humanos. Educar es hacer al otro humano. Para hacer al otro humano, curiosamente no se necesitan maestros. El otro se hace a si mismo, porque es en sí mismo humano para hacerse autónomo y debe hacerse responsablemente, es decir, respondiendo por su propia voluntad, al cumplimiento del deber de ser humano. Humano es alguien libre, no forzado por nadie. Es sensible al futuro beneficio. Esa cualidad de imaginarse lo necesario para beneficiar a todos es lo que nos caracteriza humanos. Lo necesario es futuro, la elección libre es por un futuro, la esperanza es algo a cumplir.

Cada humano por si solo ha de descubrir que es libre, autónomo y responsable. Si no descubre eso, no sabrá quien es, ni cómo es, ni para qué sirve y cargará su crisis existencial, de identidad y vocacional sobre el lomo de sus futuras generaciones. Una vez que descubre que es libre, ha de conocer la libertad y cómo establecerse en ella, de ese modo logra la autonomía en el descubrimiento de su razón de ser, y si cumple esa razón, se realiza responsable. En esa realización no es necesario un profesor, ni un docente, ni un sicopedagogo, ni inspectores o regulaciones periódicas de disciplinas interplanetarias, solo es necesario que se descubra humano en el entendimiento de la humanidad que hay en él desde que nace y que cumpla con el deber de ser.

Si cada individuo es único e irrepetible, ¿por qué la educación actual exige medir a cada irrepetible  frente a escalas similares compartidas y enumeradas? ¿Por qué les exigen saber un máximo de cada materia  a todos y al mismo tiempo, los declaran únicos e irrepetibles? ¿Por qué razón un número ha de determinar la calidad de la persona? Y ese número… ¿cómo se determina?
En teoría todas los métodos de educación nos hablan de valores humanos profundos: cooperación, inteligencia, solidaridad, igualdad, excelencia, pero en realidad, el sistema de educación actual, prepara al alumno para que compita con el contrario y eso no es un proceso para la paz, sino un enfrentamiento para la guerra. Se enseña a ser egoísta, a defender la supremacía, a lograr metas que otros no llegan a conseguir, a violentarnos emocionalmente con los superiores y a discriminar a los inferiores. Se educa en la exclusividad egoísta reclamando la incondicionalidad altruista.
La educación como se conoce hoy, promueve el carisma escénico y el entretenimiento. Se  ha transformado en un objeto de consumo reciclable, útil para la sociedad y para los dirigentes sociales pero inútil para el aprendiz que espera ser humano. Los educadores han perdido su verdadera identidad y su finalidad.  ¿No será quizá que esa unicidad irrepetible, que tanto proclamamos, no es más que el producto del desarrollo individual de capacidades y habilidades similares compartidas? Si fuésemos todos distintos, disimiles, o desiguales, ¿Por qué abogan los líderes por la unidad y la igualdad? Y ¿para qué buscar una mejor educación, en general? Si cada uno es distinto al otro, también sería distinto en sus preferencias educativas. Por lo mismo no se podría ni pensar en una orientación o dirección educativa. ¿En qué se podría educar a diferentes? La educación de calidad exige similares en calidad.
Educación exige normas y valores. Si se ignora la jerarquía de los valores, se pierden las normas de conducta frente a dichas jerarquías y se desubican los actores de la relación. Cuando un orden no dispone de regulación que lo gobierne, se transforma en anarquía. Cuando un padre y un hijo ignoran la importancia de sus posiciones y no guardan el respeto a la jerarquía de sus valores, padre e hijo se desligan. Lo mismo ocurre entre un marido y su esposa o entre un director y un dirigido. La sociedad es un enorme mercado de valores y no podemos, ni pensar, que todos los valores de un mercado sean considerados iguales. Del mismo modo que existen autos de diferente diseño y calidad que, por lo mismo, tienen distintos precios, las personas, (únicas e irrepetibles), a pesar de ser iguales en capacidades y en el potencial de valor, ese potencial esta desarrollado en cada uno de un modo diferente al otro. En esas diferencias, cabría decirse que valen unos más y otros menos.
Reconocer quien vale más en una conversación, facilita reconocerse en la posición adecuada de respetable respetado o, de acato en el respeto. Valer más en un aspecto, no significa valer más en ser persona. Todo humano vale el total de su potencial humano, pero el desarrollo de ese potencial produce las variables de atractivo, de confianza y de respeto que nos diferencia en el aprendizaje.

Los valores humanos tienen un amplio espectro de posibilidades. Somos más o menos sensibles, más o menos inteligentes, más o menos responsables. El respeto por el deber es un tipo de valor. El conocimiento de un determinado juicio justo, o de una determinada razón es un valor.  El afecto que otros tengan por un individuo es un valor. Y no todos tenemos la misma cantidad de amigos vinculados en el afecto que nos respeten, confíen y que se sientan atraídos por nosotros. Por lo tanto, quien disponga del afecto mayor, ocupará la posición en jerarquía superior en el afecto frente a quien disponga de menos vinculados, igual que quien dispone de un juicio más justo o de más experiencia. El respeto frente al valor es un deber, así como el beneficio del valor es un derecho. Pero no por carecer del máximo conocimiento, del máximo de experiencias o del máximo de vínculos afectivos se merma a esa persona en el respeto, confianza  y atención afectiva. Esa persona es -ser humano- producto de la Naturaleza Humana y con el potencial de ser Humano, por lo mismo, merece el mismo respeto que el más experto, más sabio y más sensible. Respeto no es tolerancia ni aceptación, respeto es responder a sus necesidades naturales, que por ser siempre y para todos válidas no perjudican nunca a nadie.

El derecho al beneficio del valor siempre se deriva del desempeño responsable del deber que se ha cumplido. En esta dinámica de respeto en el cumplimiento del deber y disfrute del beneficio del valor que se ha cumplido, se establece el equilibrio en la jerarquía de valores. El equilibrio es siempre cosa de tres, dos posiciones y una norma, el orden. El orden siempre exige a dos, al deber de ordenar y al beneficio de lo ordenado. Deber es siempre y en todo caso sujeto del derecho y derecho, es siempre y en todo caso objeto del deber. Cuando se establecen ambos en su función, se ubican y posicionan en el orden jerárquico de valor que les corresponde y se armonizan.
Hace tiempo que trato de simplificar aspectos de la Naturaleza Humana, que en apariencia, resultan foráneos a la conciencia por ser fundamentales. Lógicamente resulta extraño,  incluso sorprendente, descubrir realidades existentes nunca antes imaginadas. En eso reside el atractivo de este ensayo.

El observador actual es un espejo roto frente a la realidad que refleja y comprende en fragmentos, (realidad es todo aquello capaz de ser evaluado) pero, esas porciones que reflejan la imagen completa,  hacen dudar de cual de ellas será fiel reflejo de la realidad entera. Se tiene noción de verdad, o, de normas, pero en tintes velados o en fragmentos paralelos que se ajustan al criterio de ciertos grupos sociales, dentro de los cuales, se defienden válidas, no porque sean justas, sino, porque se ajustan a los intereses de quienes las definen válidas.
Llevo muchos años en el ámbito de la docencia orientando universitarios y lo más curioso de observar, es, que pocos, muy pocos o casi ningún  docente, comparte el estándar de maduración con el colega del otro colegio o del curso paralelo.
Cada maestro es experto en su maestría, e ignorante del Biotipo Humano Estándar Natural, al cual deben asemejar en conductas y criterio a sus alumnos. Es más, incluso muchos niegan la posibilidad de que exista una filosofía antropológica o un Patrón Estereotipo Humano coincidente con su Humanidad,  porque consideran al significado de –humanidad- un artificio.
Diferencias han existido siempre a lo largo de la historia pero ninguna diferencia ha conseguido establecer una  normativa de educación unificada. Y si el amor es la fuerza que une, y en esa unión se declara válido y la verdad es coincidente y por lo tanto une, y en esa unión se reconoce válida y el bienestar beneficia y por lo tanto une, y en esa unión se experimenta válido, alguna razón debe existir que justifique el orden y la unidad de los valores.

Cada porción explica al elefante desde el punto de vista de donde se observa. El que está al lado derecho ve la porción derecha del mismo. El que está frente al elefante ve la imagen frontal. El que está detrás ve la imagen posterior. El de arriba ve la imagen superior, y cada uno de ellos defiende su verdad como: “la imagen –del- elefante”. Ninguno de ellos conoce la totalidad del elefante porque no salen de su ubicación, no lo ven por completo, pero todos creen en la parcialidad de su fragmento de verdad, porque su verdad de la imagen es cierta, pero insuficiente para explicar la totalidad del elefante. Eso es lo que ocurre en el sistema educativo actual, en el gobierno actual de valores, en el concepto de familia, frente a la maduración del individuo, y lógicamente en el ámbito de la ciencia y de las artes. Las porciones de los parciales y de los partidos no pueden demostrar lo entero. Resulta extraño que, entre tanto postulado filosófico, científico, o religioso, no haya ni siquiera uno, que oriente al individuo en la maduración de su Naturaleza Humana, y que no haya ni un solo humano todavía, que pueda decirse: entero, natural, puro, e íntegro.

Hay familias cuya experiencia de respeto, confianza y unidad, no pueden ser garantizadas por ninguno de sus integrantes o vecinos. Y la gente cuelga el ideal de su creación en el perchero de las futuras generaciones sin darse cuenta de que ese ideal, es su legado heredado y su ideario cotidiano. Idealizan su ideal sin idear su Idea. ¿Cómo se puede decir uno realizado, sin cumplir con el deber de ser consecuente con la idea originaria, si esa idea del origen a realizar  se desconoce?
Cuando se le dice al joven: “¡Debes ser incondicional para madurar, deja a un lado tu egoísmo adolescente, sé más sociable, más prudente, firme y templado con los otros!” El adolescente, generalmente contesta un –si-, por la boca y un –no- en su convicción y conducta, pero la vida lo motiva a enamorarse y tener hijos y estos, motivan a responder voluntariamente a sus necesidades. Y, sin darse cuenta, luego de algún tiempo, el joven, que dejó de serlo, se hizo incondicional, sociable y templado. Las normas Naturales, por fortuna,  regulan lo que el individuo no puede, no quiere o no sabe regular. En el conocimiento no hay lugar para la casualidad.

Este ensayo,  es un estudio minucioso de las razones y funciones características de la especie humana, en el que examino la composición de los pilares que sostienen la regulación y finalidad de sus normas. El descubrimiento de los fundamentos del orden, motiva al estudiante en la investigación y análisis de sus propias facultades. Reconocer los principios  que soportan, tanto a las infraestructuras,  como a las superestructuras de la naturaleza, facilita el reconocimiento de la posición, función y finalidad humana, así como del orden Natural y de su composición.

Los enemigos de la virtud, del conocimiento y de la sensibilidad son el exceso y la insuficiencia; exceso y defecto que diría Aristóteles. Por carencia o por imposición se originan los trastornos. Tanto el uno, como el otro, son extremos de la moderación del juicio justo, es decir, fuera de la justicia o “ilegales”. Analizando los fundamentos y procesos de la creación, llegaremos  a la conclusión, de que dichos extremos son controlables, y de su dominio, se derivan los fundamentos necesarios para el mejoramiento de la actividad humana. La actividad es consecuencia de la actitud y esta, es predeterminada por la libertad y preferencias de la Conciencia Humana.
La libertad elige siempre lo preferido, lo conveniente y lo urgente. Lo urgente conveniente que se prefiere, vale. Y por ser válido se pretende y se disfruta en su conquista. De donde se deduce que el ser humano, por ser libre busca lo que vale, pero el valor contiene dos aspectos: función  y fundamento. La función beneficia a uno y el fundamento beneficia a todos. Cuando se elige el beneficio de todo, uno se beneficia en su inclusión. Cuando se elige el beneficio de uno se excluye al resto y ese resto priva de la posibilidad de agradecer al que se elige por sobre el resto. El agradecimiento alegra a quien voluntariamente responde al beneficio compartido. Quien se prefiere por sobre la totalidad, reduce el beneficio y lo limita al fragmento de su elección, por eso, se debe elegir siempre lo que conviene al desarrollo de la Naturaleza Humana.

He visto demasiadas diferencias, excesivas luchas, odios y rencores, hartos opuestos,  y bastantes excesos dolorosamente injustos. Y ninguno de estos daños me ofrece estabilidad, confianza ni motivación para seguir  indagando en ellos a la espera de alguna solución diferente del error que manifiestan. En los excesos o insuficiencias no se encuentra la moderación; en lo particular o lo falso, no se encuentra justicia. En la verticalidad, no existen la derecha o la izquierda, en la horizontalidad, no hay arriba ni abajo. Tampoco hay unidad en el estudio de los opuestos o en el análisis de lo diferente. Las diferencias solo son particularidades de la totalidad en la cual se insertan. La variabilidad es exclusivamente una modificación de la constante actividad que por su condición de variar es inestable, e inconmensurable, condiciones estas, que hacen que sus razones sean en todo caso fragmentarias. Es ilógico pensar que vamos a descubrir el orden reclamando, acusando y justificando las desigualdades de cada objeto desordenado. Valor es la cualidad que satisface y ni el reclamo, ni la acusación, ni el rechazo resuelven, ni realizan, por lo tanto, no satisfacen. Reclamar, acusar o rechazar sin ofrecer soluciones, es opuesto al valor. Quien se opone al valor es un cobarde.

En esencia, todo participa de lo mismo: del valor y su energía. Todo es valor y energía. Valor es la cualidad que motiva al actuar y el poder activo que construye es el movimiento derivado de la energía. La energía y el valor existen en todo, desde el afecto y el instinto humano, pasando por la naturaleza directiva inherente y la morfología de los cuerpos de las especies naturales, hasta la dualidad entre la orientación y velocidad atómica.  Por eso, he dejado a un lado la violenta rebeldía adolescente del luchador progresista  liberal y he dedicado más tiempo a la tranquila reflexión en el análisis de similitudes, parecido, e igualdades que sostienen el progreso de la revolución orbital cíclica, sostenida y permanente. Declarar las diferencias no establece conocimiento alguno, solo determina -lo extraño- a quien aprecia, o lo diferente a lo que se podría reconocer y que por ser diferente no se re-conoce. Lo diferente solo aumenta las diferencias, no define los fundamentos.
Los procesos de desarrollo de cada especie son necesariamente diferentes en sus particularidades, pero totalmente similares en los fundamentos de la finalidad de su Naturaleza Ordenada. Todas colaboran  en y participan  del bien común cósmico. Del estudio de las constantes semejanzas, o igualdades, se desprenden los fundamentos de este ensayo, que, luego de reconocer dichos patrones,  los coliga con las facultades humanas en la eficacia de su desarrollo.

Educar es hacer al otro semejante al instructor, en sensibilidad,  conocimiento, o conducta. Hacerlo similar implica tiempo y condiciones. Oficio es el dominio de una técnica y técnica es un hábito repetido. Para educar es necesario de disciplina en la maduración del hábito al desarrollo, durante un tiempo.  Ese tiempo facilita el establecimiento de estructuras de motivación, interés o deseo por el entendimiento. El máximo motivador, lo más interesante y lo más atractivo de toda la creación, a la sensibilidad, inteligencia y voluntad humana, es el descubrimiento de su propia Naturaleza. Al descubrir la caracterización de la Naturaleza se descubren el origen, la identidad y la finalidad de todos y cada uno de los individuos de que está compuesta. Y  sobre esa base, podemos iniciar el camino de la reconstrucción de una sociedad  humana ordenada,  educada, justa y adecuada.

¿Por qué razón es necesario descubrir y analizar los principios de la creación para efectuar una mejor  disciplina moral-artístico-educativa?
El arte y la educación son procesos de consecución de logros superiores. El artista idealiza y propone proyectos admirables y la educación, ha de complementar la excelencia de los procesos de desarrollo de las ideas, para alcanzar el logro de trabajos, que por su excelencia y hermosura, resulten admirables.  Lo máximo en excelencia y perfección existe realizado  ya en la Naturaleza. Del estudio de la misma, descubriremos normas que establecen formas de pensamiento, que por su equilibrio y proporciones, motivan a imitar sus fundamentos.  La Naturaleza es en sí misma líder del  bien supremo,  maestro de la verdad suprema y padre originario de la unidad suprema en todas sus condiciones. De ella podemos aprender el máximo de conocimiento, el máximo de habilidades y el máximo de atractivo. Esta es la razón que justifica el estudio de la misma. La Naturaleza es neutra o neutral, ni es masculina ni femenina, porque contiene a ambas; ni es únicamente causa ni consecuencias, porque contiene a ambas, ni es exclusivamente reglamento ni regulado porque es ambos. Por ser en el hombre y en su humanidad es necesario reconocerla y hacerla participe de nuestro progreso humano, porque, cada humano se realiza en la humanidad que desarrolla.

El ambiente contemporáneo deposita el predominio en la orientación educativa sobre la obsesión del perfeccionamiento de los oficios y el conocimiento técnico, sin advertir que, técnica es un hábito repetido, y en la repetición disciplinada de un hábito, es preciso el uso de prudencia, templanza y firmeza, virtudes estas, sin el dominio de las cuales, es imposible la consecución de un oficio perfecto. Esta es la razón por la que algunos alumnos carecen de hábitos de estudio, porque se les exponen los contenidos pero se descuida la disciplina del desarrollo de los  hábitos. Los educadores, en ocasiones, presentan, exponen y explican tecnicismos, a quienes carecen del dominio de las virtudes. Por eso, es nuestro deber asumir la responsabilidad de descubrir los fundamentos de la motivación, del raciocinio y de lo necesario, para orientar en ello el ejercicio de la prudencia, firmeza y templanza, imprescindibles para el desarrollo responsable de los oficios.
Estos fundamentos no se encuentran en opiniones fraudulentas ofrecidas por opinólogos, ni en excéntricas teorías justificadas por la fama de superfluos “científicos” de la farándula, se hallan contenidas en el interior de la naturaleza Humana y se deducen del comportamiento de sus Normas  Naturales. Ser científico no certifica la justicia del juez que determina un juicio. La justicia del juez la determina el juicio justo. La profesión no garantiza la verdad, ser científico es una profesión.

Ante la interrogante de si existen o no, Normas Naturales que determinen la conducta legítima humana, (lo que aparentemente privaría de libertad al ser humano) deberíamos iniciar ese estudio, determinando si la humanidad es necesaria o no. Y si es necesaria, ¿para qué? A esta interrogante solo satisface una respuesta fundamental. Podríamos entrar en la polémica discusión sobre si la humanidad es o no necesaria para la naturaleza en su contribución biológica, pero de lo que no cabe duda alguna, es que la creación entera, sin el humano que la valide, reconozca y aprecie, no tendría ningún valor, ningún sentido y ninguna finalidad. Y si declaramos al valor como base esencial de todo acto, porque siempre y en todo se pretende y se disfruta, ¿de qué serviría un cosmos creado sin poder ser apreciado?
Hagámonos las siguientes preguntas y dejemos las respuestas necias o majaderas a quienes esperen ser reconocidos y declarados: “estúpidos”. ¿Qué creación hace un creador  que no espere sea apreciada? ¿Quién, aparte del autor, podría valorarlo en la totalidad de su creación? y de crear el cosmos ¿Cuál es esa necesidad que motiva a realizar algo tan inmenso para que una sola especie sea capaz de valorarlo? Y ¿Qué cosa o qué individuo y de qué especie satisface al Origen Creador del cosmos? Si toda causa es a/en su efecto, el efecto debe reconocerse en y reconocer a su Causa. El efecto de una causa es igual a la propuesta necesitada por esta, luego, causa y efecto son iguales en la necesidad. ¿Cual es la necesidad de cualquier deber? No es otra que unirse en la satisfacción del mismo. La Naturaleza Humana  hizo al Humano para que este se una con ella en su Naturaleza.

Sabemos que todo creador se siente pleno en el establecimiento de la completa reciprocidad entre su obra y él. En este caso, exige reciprocidad emocional afectiva, porque el origen del cosmos captó la necesidad de realizarlo; reciprocidad en el ajuste con la justicia, porque justificó la razón de realizarlo y todo acto se justifica necesario en su razón de ser. Y reciprocidad en la responsabilidad conductual, porque cumplió con el deber de realizarlo. El único ser capaz de responder completamente a esas cualidades de ser libre, autónomo y responsable en la creación, es el ser humano, cuyos recursos emocionales, intelectuales y motivacionales lo califican capaz de apreciar y reconocer en su madura condición, a la condición propia similar del Origen Creador del Cosmos.

Y, el Creador… ¿Qué es o quién fue? Estudiémoslo un momento.
El Creador al que nos referimos,  creó todas las especies, hizo multitud de diferencias, por, o para lo cual, dispuso de numerosas posibilidades de opción (alternativas). Si pudo optar, debió tener capacidad de opción a lo que se denomina libertad. De donde se deduce, que el Creador es un “ser” libre. Cuando digo –ser- no me refiero a un cuerpo morfológicamente determinado por los límites de una determinada proporción, sino a existencia, a ser de estar. El origen de lo creado es una existencia que está en el inicio del proceso de desarrollo o creación de todo acto. El origen está y por lo tanto es, y todo lo que es, es ser. Espero haberlo aclarado.
Pero, su libertad es madura en la elección de alternativas válidas siempre y para todo lo creado, porque todo lo elegido por El para existir, (el origen existente) existe en conectividad armónica con el orden pleno, justo y adecuado de la totalidad. Si, elige en función de un orden sobre el cual se ajustan sus creaciones en un perfecto intercambio de dar y responder a la unidad de todo, entonces, el Creador es justo en su juicio y quien es voluntariamente justo en su juicio se denomina autónomo, (auto=uno mismo; nomo= ley) por lo visto, el Creador del Universo es -algo- autónomo en su justicia (una existencia ajustada a su razón de ser necesaria).

De ser justo en su justicia, con respecto al orden de la conectividad en la unidad inter especie de la totalidad, ha de disponer de una voluntad motivada hacia el cumplimiento del máximo deber justo. A esa voluntad determinada a cumplir el compromiso del deber necesario, o máximo deber justo, se le denomina responsabilidad. Ese –algo- Creador (existencia originaria) responde siempre en todo con respeto al cumplimiento de cada deber necesario para el establecimiento de la conectividad en la unidad inter especie del ecosistema. El Origen creador es el máximo economista, científico y religioso en si mismo. El máximo ingeniero, físico y matemático. Además demuestra que cumple las  necesidades globales a cabalidad sin dejar ninguna por resolver, esa –responsabilidad- aparentemente intransigente,  es la que la Naturaleza de la Unidad espera que cada humano reconozca y se establezca voluntariamente en ella,  por considerarla  necesaria de cumplir para realizarse libre, autónomo y responsable.

El Creador necesita la unidad completa interconectiva entre los aspectos fisiológicos o biológicos y los aspectos emocionales, intelectuales y vinculares de su creación. Para unir los fundamentos biológicos con los fundamentos psicológicos creó a la especie humana, única capaz de sentir las máximas necesidades de la globalidad o totalidad de las especies, capaz de reconocer el juicio justo de la naturaleza y capaz de realizar todo lo necesario para el establecimiento de la conectividad en la unidad inter especie. Esa es la razón que declara necesaria a la naturaleza humana. Ese –algo- Creador del cosmos, es por deducción lógica similar a su creación. Decimos que esta es una deducción lógica, porque es derivada del principio declarado valido por la ciencia de los científicos, que nos declara, que “todo efecto es a su causa, así como la causa contiene aspectos del efecto”. Según esto, el –algo- Creador del cosmos, debería ser en consecuencia, similar a las condiciones sensibles, inteligentes y responsables humanas. Algo sensible, inteligente y responsable, no se considera “algo”, se le considera: alguien.

El creador de algo puede ser otro algo, pero el creador de alguien semejante es sólo uno, sus padres.
Una máquina puede repetir piezas, pero no puede crear otra máquina igual a ella. Existe además otra gran diferencia entre los padres de cualquier especie natural y los padres del ser humano, porque los padres de cualquier especie reproducen a otro individuo similar pero los padres humanos reproducen a otro humano semejante, con la libertad de convertirse en similar.
El humano se hace humano voluntariamente porque ha sido creado responsable, es decir para que responda y respete su potencial de forma libre y autónoma. De no hacerse similar al padre de forma libre, autónoma y responsable, no podemos decir que es semejante. (Semejante es aquello que se hace voluntariamente similar)

La historia de la humanidad tuvo un comienzo embarazoso para su descendencia. La humanidad perdió la circunstancia de madurar en el inicio de su historia. Perdió la posibilidad de realizarse naturalmente en el cumplimiento de las Normas de la Naturaleza Humana. Por eso, la sensibilidad de nuestros antepasados se vio mermada en la captación de las necesidades máximas; su intelecto se confundió entre la variabilidad de los fragmentos defendidos válidos por el juicio de la razón de cada individuo y su voluntad no respondió al cumplimiento de los máximos deberes humanos. Esa condición de insuficiencia, incoherencia e ineficiencia ha sido transmitida y heredada por generaciones, que han hecho el máximo de su esfuerzo en descubrir las razones que originaron los errores de ese inicio embarazosamente desgraciado y que por sumar tantos fragmentos ha sido tan difícil de desfragmentar. Por esa razón, la sensibilidad humana, desde que dispone del derecho a manifestarse y a la libertad de expresión, exige el respeto a los derechos humanos declarados en la Carta Magna o en la Revolución Francesa. Derechos estos, que a pesar de no ser los que responden al cumplimiento del máximo deber humano,  aproximan, estimulan y motivan a su descubrimiento.

El encuentro con las Normas de la Naturaleza produce una sensación similar a la del hijo del minero que nació en el interior de una cantera oscura y creció en ella sin salir durante años de las negras profundidades, donde los únicos colores que vio en los años de su crecimiento, fueron los grises derivados de las llamas de carburo y de las linternas de gas. ¿Podéis imaginar la sensación de ese joven, que después de estar varios años bajo tierra, aislado del mundo iluminado, viviendo entre los estrechos límites de la cueva y en el vacio de las profundidades, sale y se encuentra libre en la extensión del paisaje pre cordillerano alumbrado por la intensa luz del sol?
Imaginaos  un ciego que habiendo vivido mucho tiempo en su ciudad, reconoce las calles por los sonidos y texturas de las paredes, y a los habitantes de la ciudad por el sonido de su caminar, o por el aliento y timbre de sus voces. Incluso tiene una vaga idea de los colores por los nombres que le dicen y con los que asocia una determinada experiencia, pero no tiene una comprensión de las distancias, ni del volumen, no alcanza a comprender la dimensión 3D porque nunca ha visto espacio alguno. Su noción del tiempo se basa en las rutinas porque no ve luz alguna que le permita identificar espacios. Imaginaos la sensación de esta persona que ha existido en tinieblas, sin distancias ni colores, sin formas ni volúmenes, en un mundo de artificios creados por suposiciones propias, imaginaos la sensación que tuvo el día que le operaron y recuperó la visión.

Cuando se habla de la –naturaleza- de las cosas, se incluye en el significado del término, a la totalidad de la cosa. La totalidad implica su origen, identidad y propósito. Se incluye en el significado de naturaleza a la finalidad, el proceso y estructuras de consecución, así como la naturaleza de su existir. Lógicamente en la naturaleza de cualquier cosa, existen contenidas, la necesidad que justifica su existencia y el derecho al beneficio de su realización, puesto que toda necesidad es motivada por el beneficio del derecho a disfrutarla, y todo derecho a disfrutar de un beneficio, es garantizado por la necesidad de conseguirlo, más, el cumplimiento del deber ser conseguido. En esta norma existe contenida la razón del existir, a lo que denominamos Naturaleza.
Lo Natural se pretende y se propone por dictamen natural. Oponerse a ese dictamen es obrar contra la Norma de la Naturaleza y consecuentemente ese obrar, se declara errático en si mismo.
 La Naturaleza obliga al cumplimiento del deber ser Natural, no por imposición caprichosa de un criterio propuesto por el arbitrio de una proposición teórica al azar, sino por la lícita razón que justifica la existencia, acción y multiplicación de la misma Naturaleza. Eso es dictamen.
La Naturaleza Humana se debe a la razón que la justifica necesaria. Esa razón no puede ser un eterno misterio. Los misterios solo se justifican en quienes los ignoran. Todo lo ignorado es ajeno al intelecto, pero no por ser ignorado pierde su condición de poder ser reconocido. Intelecto es la capacidad sensible que nos permite reconocer las razones que justifican una realidad. Porque somos una realidad existente, podemos reconocer la existencia de toda realidad, en eso somos recíprocos. Y eso es lo que nos permite reconocer las razones de lo existente. No existe realidad alguna injustificada o injustificable. Existen, eso si, individuos cuyos intelectos ignoran la razón de dicha realidad, hasta que la descubren y se educan en ello. Lo mismo ocurre con la Naturaleza Humana, que es una realidad existente, pero que por considerarse un misterio indescifrable, no se indaga en su descubrimiento. Todo lo ignorado es complejo, confuso y desordenado hasta que se descubre. Es complejo porque caben todas las posibilidades de identidad, origen y propósito. Puede ser cualquier cosa, creada en cualquier momento o lugar y por cualquier origen y sirve para tantas cosas como le queramos imponer, porque no se sabe para qué sirve. Por el contrario,  la razón de un origen es solo una, la razón de una identidad es solo una y la razón de un propósito es solo una.
Todo acto se origina una sola vez en un solo momento y en un solo lugar, por una sola causa. Su identidad es una sola y su finalidad es sola y exclusivamente la del cumplimiento de su razón de ser. Una sola. El misterio se sostiene en una sola razón: ser ignorado. Cuando se descubre, se elimina.
El ser humano busca la definición de su existencia, la metodología de un correcto actuar y el proceso reproductor del bien supremo que lo califique, certifique y garantice Verdadero.

Cuando el ser humano encuentre su verdadera condición de ser autentico en la humanidad de su naturaleza, habrá descubierto su propia realidad y la realidad del existir. En ese momento se acabará su evolución, porque, ¿qué sentido tiene la evolución de lo cumplido? ¿Qué sentido tiene el desarrollo de lo ya desarrollado? La persona que descubra el manual de las capacidades humanas y las madure, será el modelo de normalización humana madura y frente a ese modelo de autenticidad se integrarán todos los descendientes de esa función humana verdadera.
El descubridor de la naturaleza humana, adquiere la condición de ser un verdadero iluminado, porque no existe mayor necesidad en el universo ni mayor deber científico, filosófico o religioso que el de religar al hombre con su naturaleza y el que descubra y explique cual es esa naturaleza humana, lógicamente adquiere el beneficio de su descubrimiento. Habrá quien lo descubra y habrá también quienes se realicen en el cumplimiento de ese manual humano. Descubrirlo es importante, pero lo más importante vendrá cuando la mayoría de los humanos estén cumpliendo el manual.
La vida no es trabajo ni oficio alguno. Vida es el conjunto de fuerzas que permiten la consecución de un propósito; sin ese propósito establecido, la vida no tiene sentido. La vida es ser feliz y no se puede ser feliz sin darse o sin responderse.
La felicidad no es singular o de uno solo, es dual, es de dos: del que espera y logra ser, y del que se lo proporciona. Feliz es quien consigue la sensación de plenitud en el sentirse sano, en el sentirse poderoso, en el sentirse inteligente y en el sentirse valorado. Para sentirse sano ha de recibir los elementos saludables que se justifican en su salud; para sentirse poderoso ha de recibir los estímulos suficientes para impulsarse a la conquista y conquistarla. Para sentirse inteligente ha de reconocer la razón del juicio que lo justifica lícito. Y para sentirse valorado, ha de disponer de los valores que lo proporcionan y ameritan ser valorado.
El feliz,  inteligente y  maduro, se hace en el otro y en lo otro, quien comprenda esto, progresará en la justificación de la unidad.




INDICADORES ACTUALES DEL ÉXITO

Éxito es una palabra latina exitus (“salida”) generalmente utilizada para la connotación de “sobresalir”. Salir del anonimato o del proceso, con la conquista bajo el brazo. En la actualidad el “éxito” se mide en base a resultados económicos o profesionales. Económicos, por cantidades de dinero y profesionales en cantidades de logros. En ambos casos se establece un -poder-. Éxito y poder van siempre de la mano.  El éxito de una nación se mide en su PIB que es la cantidad de dinero que genera su economía, así como el éxito de una determinada empresa, se mide en términos de Beneficio Financiero. Incluso, a las familias actuales se les asigna una clase A, B, C… dependiendo de sus ingresos, o recursos financieros. Esto es un hecho muy común y como es mayoritariamente compartido, se ha transformado  en verdad, sin darnos cuenta de su falacia.
Fíjense un instante en ustedes, en sus apariencias. ¿No dirían que quien mejor vestido esté o quien tenga el mejor auto o celular, vive mejor que usted? ¿Cuántas veces no acusamos a nuestros padres por no disponer de lo que tiene el otro, o a nuestros maridos por sus escasos sueldos, como si el dinero fuese el indicador del éxito?

Éxito y felicidad son dos sinónimos con características propias. Al éxito se le asume una conquista material y a la felicidad una conquista espiritual. El éxito se asocia con la realización profesional y la felicidad se asocia con disfrutar de lo conseguido. Cuando se prioriza el éxito por sobe la felicidad, el exitoso se frustra, y cuando se prioriza la felicidad por sobre el éxito, la continuidad se descontinúa. Ambos son complementos pero en esa complementariedad hay uno preferente y otro preferido.

Preferir la felicidad de quienes construyen el éxito es bueno para todos, a eso se le llama bien común y cuando es ecológico se le llama bien supremo. Y preferir  el éxito por sobre la felicidad de quienes lo construyen se le denomina ambición y corrupción. Por lo visto, la naturaleza de las relaciones humanas, nos obliga a buscar el bien común por sobre la ambiciosa pretensión del éxito.

Cuando los indicadores del éxito son: el dinero, el poder, o la fuerza,  la naturaleza sensible de las personas se ve frustrada en su esperanza vincular, porque se entienden las diferencias por cantidad. Cuando los indicadores del éxito son: el vínculo, la verdad, el juicio justo, la razón, la cooperación, la solidaridad, la transparencia y el afecto, la naturaleza sensible de las personas se ve satisfecha en su esperanza de unidad, porque no existen diferencias.

Estamos abriendo las puertas a una nueva generación  que espera libertad, justicia y éxito. Por lo mismo, debemos educar en el reconocimiento y cumplimiento de los deberes que garantizan los derechos exigidos; en el reconocimiento y cumplimiento de las máximas alternativas válidas que garanticen la verdadera libertad, y en el reconocimiento y cumplimiento, de los valores máximos sociales y ecológicos que posibiliten el establecimiento de una economía sustentable que garantice la protección de las necesidades básicas de las personas.
Existen ciertas áreas del desarrollo que debemos custodiar: la dignidad humana y la justicia social, la transparencia y participación democrática en la toma de decisiones importantes, la solidaridad filantrópica o altruista y la sostenibilidad ecológica. Estas áreas de convivencia, solo pueden mejorar en el ejercicio del máximo de sus respectivos desarrollos, y esa es la labor del arte, de la ciencia y de la sociedad. La sociedad espera el bien supremo que incluya a cada individuo en él.
El arte es un medio para la conquista de la felicidad porque busca y espera lo supremo, lo justo y lo máximo en su desarrollo. Las artes  buscan  maximizar el bien común. Esa debe ser la finalidad de cualquier proyecto educativo y debe en complemento, ser el máximo del interés, del aprendiz a ser feliz.


ORDEN

Orden es la estructura que establece la reciproca unidad entre una causa y consecuencia mediante la unidad sujeto objeto.

La búsqueda de un nuevo orden social, educativo y económico ha sido siempre una constante en la historia de la humanidad, que se ha mantenido a la espera del encuentro por una sola y sencilla razón, la ignorancia del significado “orden”. Busquen en los diccionarios el significado de este concepto y verán la poca claridad que se ofrece al respecto.

Orden es un estado situación, en donde se ligan los aspectos de pretensión y beneficio junto con los aspectos de creador y creado. En ese estado de concordia, entre el creador que crea lo necesario y se siente satisfecho, se establecen el orden binario dual vertical y horizontal que permite tres posibles comparaciones mayor, igual o menor dentro de su reciprocidad ordenada y el orden del conjunto o unidad trinitaria: centro y dos extremos.

Todo orden existe siempre y cuando sea este evaluado. Sin alguien que aprecie y reconozca al orden, el orden no se establece aunque en potencia exista. El drama de la imposibilidad del encuentro con el orden y su definición, ha sido causado por la incapacidad humana en apreciar la esencia fundamental del orden. Se pensó que el orden era la demostración de una secuencia, y lo es, porque la estructura que establece la reciproca unidad entre una causa y consecuencia mediante la unidad sujeto objeto, se mantiene y repite una y otra vez, pero la definición del orden no queda satisfecha con el mero alineamiento horizontal. También se pensó en un tipo de mantenimiento cósmico, al que se le denominó –orden- cósmico, y existe el orden cósmico, pero esa definición tampoco satisface la significación completa del orden. Por otro lado, se habló de los órdenes religiosos, también haciendo referencia a sistemas lineales repetidos o jerarquías de autoridad, pero en ningún caso se llegó a comprender el completo significado del orden y esa es la razón por la que el nuevo orden social, educativo y económico esperado, ha permanecido esperado por generaciones.

Ahora disponemos del significado oculto del orden y decimos que: “orden, es la estructura que establece la reciproca unidad entre una causa y consecuencia mediante la unidad sujeto objeto”.
Por lo tanto, podemos iniciar el establecimiento del nuevo orden social, educativo y económico.

Una sociedad en orden, de acuerdo a nuestra significación del orden, sería aquella que satisface su causal propositiva originaria, mediante la satisfacción de cada uno de los miembros de que se compone.

Una educación en orden, de acuerdo con nuestra significación del orden, sería aquella, en la que se reconoce la justificación de su causal propositiva originaria, mediante el reconocimiento de cada uno de los miembros de que se compone.

Una economía en orden, de acuerdo con nuestra significación del orden, sería aquella en la que se dominan los procesos de construcción de la realización de la causal propositiva originaria, mediante el dominio de cada uno de los miembros de que se compone.

Dominio, conocimiento y satisfacción, son tres hermanos gemelos que deben ir siempre de la mano sin soltarse. El ejercicio del dominio de los extremos, debe permitir el reconocimiento del juicio justo y de este reconocimiento y cumplimiento de lo reconocido necesario, se satisface el individuo.

Este es el mecanismo del orden que en el resto de las especies opera de forma automática mediante el rigor del instinto, pero, que en el caso de la especie humana, dispone de la libertad de respetar y responder voluntariamente a ese rigor o, de ignorarlo e ignorarse en la ignorancia del mismo.

La libertad es una capacidad emplazada en el orden  natural para ordenar al orden de manera voluntaria, autónoma y responsable, de ese modo, se hace cooperativa, correspondiente y correlativa,  en la recíproca   interacción del individuo con su Naturaleza.
La capacidad de optar, es solo el potencial de una posibilidad; pero la elección, determina el éxito o  fracaso de la opción, dependiendo de si esta, es o no, acertada, adecuada o satisfactoria. Cuando es satisfactoria plenamente, es la que se ajusta a la necesidad y por lo mismo, es acertada y si satisface y es justa, ha de ser buena y por lo tanto, adecuada. La elección adecuada no deja lugar a casualidades, es siempre la que se ajusta a una necesidad y se ajusta por ser esta la razón que la justifica necesaria, no por ser casualmente necesaria, sino, por ser causalmente necesaria.

Existen dos tipos de libertad, la libertad del liberto y la del libertino. La libertad del liberto excluye de reclamos, acusaciones o rechazos. La libertad del libertino incluye reclamos, acusación y rechazos.

La libertad del liberto libera, la del libertino esclaviza.

La elección de lo preferido, siempre excluye a un rechazado, mientras que la elección de lo preferente, por ser incluyente, porque a todos los incluye y si es preponderante es por todos necesitado. Si es preferente, se debe hacer y ese deber, beneficia a la totalidad de los necesitados, no declara a nadie rechazado, porque su cumplimiento beneficia a todos. Al elegir lo preferido y excluir del beneficio del acto al resto, ese individuo se hace esclavo de su deficiencia y recibirá reclamos, acusaciones y el rechazo de los no beneficiados por su elección, mientras que en el caso del que eligió lo preferente, lo más importante para la totalidad, lo preponderante que por beneficiar al todo no perjudicó a ninguno, se libera de ser reclamado, acusado o rechazado.
Esta norma de preferencias globales por sobre las individuales es la que estimula al orden.

En la actualidad el hombre es enclavo de sus carencias. Esto se ve con claridad entre las personas que decidieron hacer de sus vidas una carrera privada o quienes decidieron hacer una carera pública. Lógicamente si los que decidieron la carrera pública no pecaran de corruptos y se entregaran voluntariamente al beneficio global, disfrutarían de la cooperación de la totalidad del beneficio, pero desgraciadamente aún somos esclavos de nuestras carencias y decidimos el beneficio preferido en lugar del preferente.

Si observamos los dolores y sufrimientos de la humanidad, y los analizamos llegaremos a la conclusión de que son todos productos de alguna carencia. Incluso los excesos son provocados por la carencia de dominio.
El humano se hace esclavo de sus carencias afectivas, de sus carencias intelectuales y de sus carencias de dominio sobre las estructuras y los procesos y de consecución.
Se hace esclavo de lo que no tiene al esperarlo sin estar seguro de contenerlo.
Carece de prudencia, firmeza y templanza y sufre las consecuencias por no saber que las posee y por no responsabilizarse en madurarlas. Carece de sensibilidad, justicia y determinación y sufre las consecuencias por no saber que las posee y por no responsabilizarse en madurarlas. Carece del dominio sobre los extremos emocionales, intelectuales y motivacionales y sufre las consecuencias por no saber que de él depende dominarlos y para eso ha de responsabilizarse en madurarlo. Carece del dominio sobre los instintos de protección, conservación y reproductor y sufre las consecuencias por no saber que de él depende dominarlos y para eso ha de responsabilizarse en madurarlo.

El humano se hace esclavo de sus carencias y sufre las consecuencias de sus insuficiencias.

El humano se daña y lastima en el dolor de sus carencias. Incluso se flagela en su desconsuelo.

De la carencia de dominio sobre el instinto reproductor surgen los daños y dolores sicológicos de las incompetencias, los traumas, y heridas emocionales cuyas consecuencias se somatizan en trastornos de sueño, alimentación o conductas. La sensación de un embarazo prematuro trastorna la estabilidad emocional de dos familias completas.
De la carencia de dominio sobre el instinto de mantenimiento surgen los apetitos extremos o la falta extrema de apetito, que en sus extremos se transforman respectivamente en bulimia o anorexia.
Del descontrol y falta de dominio del hábito regular a conciliar el sueño, surgen trastornos como el insomnio, la hipersomnia, que derivan en somatizaciones como la fibromialgia, mononucleosis, sonambulismo, incluso irritabilidad, dolores de cabeza etc.
Del descontrol y carencia de dominio sobre el instinto de protección surgen los temores, las ansiedades y angustias por no asumir los riesgos. En sus extremos, esos miedos son transformados en fobias o pánicos, como la claustrofobia, la entomofobia, la xenofobia, el pánico escénico etc.

La carencia de control y dominio sobre el celo extremo emocional, produce desconfianza y rechazo entre personas, incluso odios permanentes o el impedimento para reconciliarse.
La carencia de control y dominio sobre el celo intelectual, produce inseguridad y desajustes que motivan el rechazo del conocimiento ofrecido o recibido. Ese rechazo agrede a quien lo ofrece y este declara falso, o ignorante a quien lo entrega y por lo mismo, se le ignora.
La carencia de control y dominio sobre el celo motivacional, o agrede en su extremo violento o en lo irresuelto o inconcluso declara su insuficiencia.

En todos estos casos la carencia lastima y se transforma en dolor. Y en todos estos casos la actitud fue elegida libremente, pero no podemos declarar culpable de estos dolores y sufrimientos a la libertad, sino a la elección. La responsable de nuestra esclavitud y dependencia de nuestras carencias no es la libertad, sino la falsa elección, la elección de lo incorrecto, lo desajustado, lo insuficiente y eso es siempre y en todo caso aquello que se declara preferido para un fragmento por sobre aquello que se declara preferente por el deber de resolver, solucionar o satisfacer a la máxima necesidad valida para el todo. Bajo este análisis podemos deducir que la verdadera libertad es la capacidad de realizar el bien común, o mejor dicho, el Bien Supremo. Consecuentemente la elección, verdaderamente libre es la opción por  el cumplimiento del máximo deber necesario.

El humano promedio contemporáneo elige lo que desea, o como vulgarmente se dice “elige lo que le da la gana”. Lo que le da la gana lo desea sin estar seguro o sin saber cómo lo debe conseguir y si intuye como debe conseguirlo, en ocasiones le falta voluntad, determinación y firmeza. Otras veces prefiere  ponerse  a disposición de las dependencias, del depender de la suerte, de las oportunidades, de las posibilidades, o de la ayuda del tercero imaginario. De este modo, se hace esclavo de los otros esperados de los que depende. En este caso se esclaviza de sus carencias.

El caso del que espera ser amado sin entregarse en atender, entender o estar atento a las necesidades del ser amado y en sus carencias encuentra reclamos, acusaciones o rechazos, también es un esclavo de su libertad preferida. Si en lugar de optar por elegir lo preferido hubiese optado por la elección de lo preferente para el amor, se habría entregado a atender, entender y estar atento a las necesidades del prójimo y en su satisfacción, se habría evitado del reclamo,  la acusación o el rechazo, siendo agradecido,  por el otro,  respetado y recibido en su agradecimiento.

Libertad es la capacidad de optar por lo que es siempre y para todo válido, en ese sentido coopera en el ordenamiento de la totalidad.
LOS SUPERDOTADOS
El ser humano bajo el punto de vista de la naturaleza de las especies es un superdotado. Fuimos todos los individuos humanos dotados con una superdotación en capacidades sensibles, cognoscitivas y motivacionales. Nuestra memoria permite al organismo significar codificar, almacenar  y evocar  la información  hecha consciencia de un pasado real o imaginado.
La memoria es una inmensa biblioteca que almacena  la información determinada válida. Por información se entienden también  las imágenes de experiencias pasadas, o adquiridas al ser evaluadas y juzgadas válidas.

La memoria de un autentico sincero veraz o exento de hipocresía o simulación, que actúa sin mentir,  será distinta a la memoria del falso o mentiroso. Entendiendo por mentiroso al cínico incrédulo,  al  hipócrita, simulador  y arrogante superficial.  El sincero almacena datos concretos, verídicos y existentes, razones constantes e inmanentes, funcionalidades viables, posibles y efectivas, que cuando necesita para evaluar  la realidad de lo inmediato novedoso, o el juicio sobre  una posibilidad, facilita el juicio justo.
El superficial incrédulo, simula conocer en su conformismo con lo que  admite sin evaluar   y almacena información no certificada, casual, oportuna, fragmentaria, con la que evaluará lo inmediato novedoso que se le presente a ser reconocido, sin poder ajustarse al juicio justo, por carecer de certeza y seguridad y con dicha información tratará de encontrar el juicio más justo, de acuerdo a sus propios recursos sobre posibilidades futuras.

La memoria en ambos casos es la misma en su capacidad, pero  obviamente distinta en su desarrollo. Las memorias iluminadas de los “superdotados” mal llamados genios, suelen ser muy limpias en el tipo de información que los caracteriza, por ejemplo: Stephen William Hawking en física, Daniel Tammet, joven con extraordinaria memoria y habilidad para las matemáticas. Johann Carl Friedrich Gauss, y Grigori Perelman en matemáticas.   Miguel Angel, Rodin y Gian Lorenzo Bernini en escultura, Franz Liszt en piano. Diego Velázquez en pintura etc. Curiosamente la superdotación se tiende a asociar con el ejercicio de la memoria o de las habilidades físicas.  El resto de los superdotados en otras áreas parece no tener el impacto de los antes dichos, por ejemplo: Michel de Notre-Dame, “Nostradamus”  no se considera un superdotado  en espiritualidad porque sus presunciones son  indemostrables, a pesar de que en algunos casos coincidan.

La memoria humana contiene la facilidad de ser  evocada a voluntad, en cualquier momento y en cualquier lugar. No tiene límites más allá del recuerdo. Y para recordar un dato, este, debe haber sido reconocido consciente, clara y precisamente. En otras palabras, ha debido ser un dato necesario,  justo y completamente fidedigno. Necesario es todo aquello que se debe, o se siente que se debe conocer. El primer requisito para el reforzamiento de la memoria es concentrarse en lo que se debe por sentirse necesario. Esa actitud va a depender del tipo de exigencias personales del intelecto que desee madurar.  El segundo requisito es el reconocimiento de la significación que justifica esa necesidad o deber, el reconocimiento de la razón que lo declara necesario y en tercer lugar, la conversión o la transformación de la información en imagen. Cuando la imagen coincide con la justa razón que declara necesario ese deber, y se es consciente de su realidad, esa imagen grabada en la memoria, puede ser usada como prototipo, o noción comparativa para evaluar nuevos conocimientos y emitir juicios justos.

El desarrollo de una memoria se debe a la veracidad y certeza de la información reservada en ella.
La inteligencia es la capacidad de almacenar y evocar datos de interés que sirven para resolver problemas, solucionar errores y restaurar daños. Los daños, los problemas y los errores no se solucionan con juicios incomprensibles, ofrecimientos inadecuados,  o  razones  sin fundamento.


PRIMERA PARTE
SECCIÓN I
Relación entre la Naturaleza de la Creación y los objetos  creados  por la Naturaleza.
Crear implica varias cosas, por un lado, involucra un proceso y por otro lado, se establecen estructuras de consecución del  proyecto pretendido.
Al crear se espera algo existente ya en la pretensión. La idea de lo esperado existe como pretensión, antes de lo pretendido. De ese modo puede reconocerse válido el proyecto. De no contenerse, no se podría reconocer. Si ya se contiene lo esperado en idea, podemos afirmar que lo pretendido en imagen, es la transformación de un contenido ideado. Lo que denota que entre causa y consecuencia, entre a priori y a posteriori, existe un dar y responder cooperativos en la construcción de lo ideado. Estos aspectos coparticipes de la creación deben ser  debidamente analizados para el reconocimiento de los procesos de transformación y desarrollo de la creatividad humana.

Todo lo creado es …